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Lea el texto para conocer más sobre las yemas de convento, una delicia que lleva endulzando la vida de españoles y visitantes por siglos.
El dulce secreto de una monja misteriosa
En muchos conventos de España, las monjas guardan recetas que son auténticos tesoros. Una de las más famosas son las yemas de convento: dulces, suaves y brillantes. Para su preparación, solo se necesitan huevos, azúcar y paciencia…, ¡mucha paciencia! Una hermana de un convento, quien prefiere mantener el anonimato, nos cuenta la receta de esta delicia. “Primero separamos las yemas de las claras. Con las claras hacemos otros postres, porque aquí no se desperdicia nada. Luego preparamos un almíbar [Sirup] con agua y azúcar, a fuego lento. Debe estar espeso, pero cuidado: ¡el almíbar quema mucho, es mejor no probar con el dedo!”. Cuando el almíbar está listo, se añaden las yemas poco a poco, sin dejar de mover con una cuchara de madera. “El secreto es ir despacio: si te apuras, se estropea”. Finalmente, se enfría la masa, se forman bolitas y se espolvorean [bestreuen] con azúcar glas.
La preparación de estos dulces está llena de tradición, oración [Gebet] y bendición. Antes de empezar, muchas monjas rezan y bendicen lo que van a hacer y a quien va a comerlo. Además, estas delicias se venden en un torno, una ventanilla giratoria [drehbar] donde el cliente paga y recibe el producto, pero no ve a la vendedora. Muchos saludan con “Ave María Purísima” y otros con “Buenos días”, y las monjas siempre responden con amabilidad. Algunos conventos ya han empezado a vender por internet y varias monjas quieren seguir ese camino porque esos ingresos son importantes para la subsistencia de estas residencias.