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Ecos lleva esta vez en portada un tema de gastronomía: los chiles. Carlos tiene una novia mexicana a la que le gustan mucho.
Una novia mexicana
Hola, soy Carlos, y os voy a contar mi historia. Llevo seis años saliendo con una chica mexicana, Gloria. Nos conocimos en Italia, durante una beca Erasmus. Sí, ya sé lo que pensáis, un español y una mexicana..., ¡por lo menos no tienen problemas de idioma! Eso es verdad, aunque a veces me ha sido un poco difícil entender qué significa exactamente “pinche güey” o que yo soy un “gachupín”. Nos vemos cuatro veces al año. Pero ya estamos cansados de estar separados, así que he decidido irme a vivir allí. He empezado a buscar trabajo. Supongo que será complicado acostumbrarme. Ella vive en el DF y me asusta una ciudad tan grande. Yo vivo en Málaga, que es mucho más pequeña. Pero mi principal problema no va a ser ese. Mi problema, desde la primera vez que la visité, es la comida. Yo tengo el estómago muy delicado y allí casi todo está picante: En el desayuno los huevos revueltos pican. Si estamos en la piscina y me compro una bolsa de patatas fritas, pican. Y el plato favorito de su familia, la receta especial de su madre que comen todos los domingos es… ¡chiles rellenos! El día que los probé casi me muero. Cuando vivamos juntos, vamos a tener que cocinar platos distintos para cada uno. ¡Pero el amor todo lo puedeLiebe überwindet allesel amor todo lo puede!