En Córdoba se habla español con un marcado acento. Los cordobeses abren mucho las vocales, de manera que la e y la a, a veces, confundirse(hier) ineinander verlaufense confunden; lo mismo ocurre con la u y la i. Otra característica es que las eses finales de algunas palabras no se oyen. Lo positivo es que los cordobeses son muy amables –si no entiende algo, pregunte sin miedo– y no hablan demasiado rápido. En Córdoba se “sesea”.
Paco y Pilar visitan a Manuel en su casa. Manuel tiene un patio muy bonito.
Manuel: Hombre… ¿Ya estáis aquí? ¡Qué bien!, ¡bienvenidos!
Paco: ¡Qué patio tan bonito, Manuel! Y qué fresquito se está aquí…
Manuel: Acabo de refrescarfrischmachenrefrescar el suelo y ahora tengo que regargießenregar las la macetaBlumentopfmacetas.
Pilar: Pues…, son muchas macetas… ¿Y cómo las riegas?
Manuel: Pues con más paciencia que agua…
Paco: Ja, ja… Sí, es cierto… Necesitas mucha paciencia…
Pilar: ¡Y una escalera! Algunas macetas están muy altas, ¿no?
Manuel: ¿No conoces el método cordobés tradicional?
Pilar: Pues…, no…
Paco: ¿La la caña(hier) Rohrcaña y la la lataBüchselata?
Manuel: ¡Exacto! Con este “moderno aparato”, que, como ves, es una lata atado/a afestgebunden anatada a una caña con una la cuerdaSeilcuerda, riego todas mis plantas. Toma, Pilar, riega tú…, aquí te dejo un cubo de agua, mientras voy a cortar un poco de jamón de Los Pedroches… El que ayuda tiene la recompensaBelohnungrecompensa.
Paco: Entonces dame una la regaderaGießkanneregadera, por favor. ¡Ese jamón hay que probarlo!