FOLLOW US

 

    La familia Pérez: Escapada al pueblo

    INTERMEDIO
    Ecos 5/2020
    Familia Pérez0520
    © Shutterstock
    Von Covadonga Jiménez

    Starten Sie den Audio-Text

    Mit dem Audio-Player können Sie sich den Text anhören. Darunter finden Sie das Transkript.

    Marta quiere ir al pueblo de sus abuelos con Roberto. Una escapada para reponer fuerzasneue Kräfte tankenreponer fuerzas,  aunque Roberto tiene los miedos perrunosAngst vor Hundenmiedos  perrunos.

    Marta: Roberto, acabo de llamar a mi prima Clara y me ha dicho que, si queremos, podemos quedarnos a dormir en su casa, en vez de estar apelotonado/azusammengepfercht seinestar apelotonados en la de mis abuelos. Ya sabes que tienen pocas habitaciones, y la de los invitados está ocupada ahora por sus dos perros mastines.

    Roberto: Pues sí, dile a tu prima que aceptamos su invitación encantados. Qué quieres que te diga, no es una la descortesíaUnhöflichkeitdescortesía hacia tus abuelos, pero no me gustaría compartir cama con una pareja de mastines enormes y en celo(hier) läufig; brünstigen celo. ¡Qué miedo!

    Marta: ¡No exageres! Roberto, mis abuelos han sobrellevado muy bien “el síndrome del nido vacío” gracias a sus perros mastines, que para ellos son como de la familia. Además, Zipi y Zape son como dos el osote amorosogroßer Kuschelbärosotes amorosos

    Roberto: (risas) Sí, y muy glotóngefräßigglotones. No se me olvida el primer mastín que tuvieron tus abuelos, que se comía todo lo que encontraba por la casa. ¿Te acuerdas cuando abalanzarse a , sich stürzen aufsich stürzen aufse abalanzó al bocata de chorizo que tenía Pepín en sus manos? ¡¡La que se armó!Das war vielleicht ein Chaos!La que se armó! ¿Cuántos años tendría Pepín?

    Marta: Siete u ocho años. Bueno, bueno, fíjate si quedó traumatizado el pobre que no ha vuelto a comer un bocata de chorizo cuando va al pueblo. Por cierto, le he propuesto a Pepín venirse con nosotros, pero se ha negado, prefiere quedarse aquí con sus amigos. ¿Por qué será?

    Roberto: No me extraña. Todavía tengo la imagen en mi la retinaNetzhautretina… Si no hubierasido por los llorosde Pepín, habría creído que el mastín se había comido el bocadillo con Pepín dentro…

    Marta: Bueno, entonces nos quedamos en casa de mi prima, ¿vale? Pero ya sabes que nos tocará ir a comer o a cenar a casa de mis abuelos para que no se ofendan. Y tendremos que jugar un poco con los perretes para quedar bienein guten Eindruck hinterlassenquedar bien

    Roberto: Claro, claro… Pero no pienso compartir ni mesa ni comida con ninguno de los mastines. Te lo aviso… Ya sabes que yo y los perros tampoco es que nos caigamos muy bien. Ya tengo bastante con aguantar a Sultán, el perro de mi madre, que me tiene enfilado/aden/die habe ich sattme tiene enfilado.

    Marta: Tengo una idea, Roberto. Mientras yo voy preparando las mochilas, tú podrías ir a comprar algunas las chuches(ugs.) Süßkram; (hier) Leckereienchuches para perros en el supermercado. Es una buena manera de tenerlos contentos y que no se coman tu comida.

    Roberto: ¡Es verdad!, voy ahora mismo. Y si encuentro una pelotita, también la compro. A los perros les encanta recoger pelotas y, de paso, hacen ejercicio y se cansan. Yo creo que en media hora  podemos ponernos en marcha, rumbo ain Richtungrumbo a tu pueblo. Hasta luego.

    Roberto y Marta ya están en la carretera dirección al pueblo cuando reciben una llamada de teléfono de su prima.

    Marta: Sí, ¿hola?, Clara. Estamos ya en la carretera. Dime… ¡Ahh!, sí, sí, pobres. No te preocupes… Ahora llamo a los abuelos y se lo digo… No creo que les hagamos mucho trastorno, ¿no? Ah, que ya lo saben y que no hay ningún problema. Bueno, ¡que os mejoréis! Nos vemos luego. Besitos.

    Roberto: ¿Qué pasa, Marta?

    Marta: Era Clara, que me ha dicho que su hijo y su marido tienen fiebre y mucha tos, y que no quiere que nos contagien, así que nos tenemos que quedar en casa de mis abuelos, con los mastines.

    Roberto: Marta, doy la vuelta y nos vamos a casa. No quiero dormir en la misma habitación que esos mastines… No me dan buena espina.

    Marta: ¡Venga, Roberto! No seas miedoso. Además, si quieres, te pongo la tienda de  campaña de mi abuelo en el jardín, y duermes allí solo, al fresquito, que ya es primavera… Lo malo es que salgan los mastines a hacer sus cositas, ya sabes…

    Roberto: Darme a la fuga, eso es lo que tendría que hacer ahora mismo. Grrrr.