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    La familia Pérez: Los vecinos

    INTERMEDIO
    Ecos Audio 11/2019
    Familie Pérez hat neue Nachbarn, die gerne und ausgiebig feiern.
    Von Covadonga Jiménez

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    Al piso de arriba de la Familia Pérez se ha mudado una pareja joven de estudiantes que son bastante ruidosos. Roberto está muy cabreado/astocksauercabreado porque no puede dormir.

    Marta: Roberto, te veo un poco cansado, ¿has dormido mal esta noche?

    Roberto: Yo no pegar ojokein Auge zutunno he pegado ojo con la fiestorra de los vecinos, que ha acabado a las tantasspät in der Nachta las tantas... Música a toda pastillavolle Pullea toda pastilla, gente zapateando, riéndose, y subiendo y bajando escaleras... ¡Horrible!

    Marta: Sí, claro, pero en cuanto oí los primeros ruidos, me levanté y me puse unos tapones para dormir. Y hasta esta mañana. Pepín me ha dicho antes de irse al instituto que él se puso los auriculares para escuchar música y que quedarse fritotief schlafense quedó frito. Así que tampoco le ha molestado mucho la fiesta.

    Roberto: Pero no puede ser esa la solución para dormir en paz, que tengamos que ponernos, un día sí y otro tambiénjeden Tagun día sí y otro también, tapones o auriculares para dormir... Como esta noche armar jaranaKrach machenarmen otra vez jarana, se van a enterar de quién soy yodann sollen sie mich kennen lernense van a enterar de quién soy yo.

    Marta: Bueno, Roberto, a lo mejor ha sido la fiesta de inauguración del piso... De todas formas, ya sabes, los estudiantes tienen más vida social que la mayoría de las familias que vivimos aquí. No vayas a convertirte en el vecino cascarrabias del quintoder unfreundliche Nachbar aus dem 5. Stockel vecino cascarrabias del quinto..., que ya sabes, luego para quitarse el moteden Spitznamen loswerdenquitarte el mote..., no te basta con una vida.

    Roberto: Marta, yo los motes me los paso por...die Spitznamen sind mir sch...egallos motes me los paso porrrr... Lo que quiero es dormir por las noches..., que si no descanso, me voy a poner enfermo y, en menos que canta un gallo, me voy a irechando lechesblitzschnell, ganz schnell echando leches pa’ la otra vida, y entonces, el mote ya da lo mismo: el muerto al hoyo y el vivo al bollodas Leben geht weiterel muerto al hoyo y el vivo al bollo...

    Marta: Mira que eres dramático, Roberto... ¿Tú no te acuerdas de las juergas que montabas en tu apartamento de estudiante?

    Roberto: Te recuerdo, Martita, que mis fiestas no duraban hasta las tres de la mañana, como mucho hasta las 12 de la noche. Después, nos tocaba seguir la marcha por los el garitoKneipegaritos... Por lo tanto, entiendo que la gente joven se lo pase bien, pero no a costa de la salud de los demás.

    En el piso de arriba la música sigue sonando a tope(hier) volle Lautstärkea tope. Roberto ya no aguanta más y llama al timbre de los vecinos... Nadie le abre la puerta...

    Roberto: Aunque no me abráis la puerta, sé que me estáis oyendo, así que como no bajéis la música y dejéis de molestar, llamaré a la policía... No se puede dormir y mañana la gente trabaja... No os lo digo más, y el que avisa no es traidorich habe euch gewarntel que avisa no es traidor...

    Desde dentro del piso se oyen risas y una voz femenina que le grita: ¡Esto es una reunión de amigos, no es un el velatorioTotenwachevelatorio y vamos a poner música hasta la hora que nos dé la gana!

    Roberto, indignado, baja a su casa y llama a la policía. A la hora y media llegan los agentes y hablan con los vecinos, a los que les piden que bajen la música porque están “perturbando la paz de todo el edificio”. Al instante cesan los ruidos y la música. Durante las siguientes semanas, la calma llega al edificio.

    Marta: Ay..., Roberto, lo de llamar a la policía fue mano de santoWunderheilmittelmano de santo... Llevamos un tiempecito de lo más tranquilo. Eso sí, a mí no me saluda ninguno de los dos.

    Roberto: A mí tampoco..., pero me da igual. Además, el otro día me vengué. El chico venía con dos cajas y no debía llevar las llaves, nadie le abría... Entonces, me vio y pensaría que por fin podría entrar... Abrí la puerta, entré rápidamente y, mientras él fue a recoger las dos cajas..., ¡ploff!, se volvió a cerrar la puerta en sus narices… Me metí en el ascensor, y ahí quedarse con cara de perroein langes Gesicht machense quedó con cara de perro.

    Marta: Uff..., eso me huele a guerra… ¡Ay!, Roberto..., ni a Pepín se le ocurre hacer esas niñerías. ¡Qué hombre este!

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