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    Nueva serie: Joaquín Sorolla. Un pintor en apuros

    INTERMEDIO
    Ecos Audio 8/2023
    Der Maler Joaquín Sorolla lebt mit seiner Frau Clotilde in Madrid
    © Sasha Pollach
    Von Rosa Ribas

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    Capítulo I: Esa mujer

    Joaquín limpió el pincel meticulosamentesorgfältig, penibel​meticulosamente mientras contemplaba su trabajo. El retrato estaba casi terminado. Santiago Ramón y Cajal, el científico aragonés que hacía unas semanas había ganado el Premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre las neuronas, lo miraba con sus ojos inteligentes y brillantes, como si quisiera preguntarle algoals ob er ihn etwas fragen wollte​como si quisiera preguntarle algo. Joaquín lo había pintado envuelto/a eneingehüllt in​envuelto en una la capaUmhang​capa elegante, rodeado de sus libros.  ​

    Se encendió un puro.​

    —Bien, don Santiago, las manos y las neuronas de este pintor necesitan descansar y tomar un café.​

    Cruzó el patio y entró en la casa en la que vivía con su familia. Allí se dirigió a un salón que daba a la calle. Tras las horas de concentración y silencio en su estudio, le gustaba contemplar el ir y venir de la gente por su calle de Madrid. Sobre una mesita, Clotilde, su esposa, le había dejado las cartas que habían llegado esa mañana.​

    Se sentó en un sillón delante del el ventanalgroßes Fenster​ventanal y las fue abriendo una a una. Todas confirmaban su el éxito crecientewachsender Erfolg​éxito creciente: invitaciones a fiestas, la inauguraciónEröffnung; Vernissage​inauguraciones, conferencias… También le llegaban posibles el encargoAuftrag​encargos y cartas de admiradores de su obra. Las fue leyendo con atención, reservando para el final la que llevaba en el el remiteAbsender​remite el nombre de su buen amigo, el escritor Vicente Blasco Ibáñez. Era siempre un placer leer sus cartas, en las que le relataba viajes, amoríos, encuentros y aventuras. Se conocían desde hacía años. Ambos eran valencianos, ambos eran exitosos en sus profesiones, pero no podían ser más diferentes. Vicente era un hombre inquieto, aventurero, excesivo. Durante sus años en la política había arrastrarmitreißen​arrastrado a las masas con el ardiente discursofeurige Rede​ardientes discursos en los que defendía sus ideas republicanas y anticlericales. Tres veces había estado en la cárcel por los textos que publicaba en el diario El Pueblo, que él mismo había fundado. Era diputado en las Cortes, era el escritor más famoso del país, era mujeriego, viajaba muchísimo…​

    Joaquín, en cambio, solo quería dos cosas: pintar y estar en casa con Clotilde, el amor de su vida, la única persona capaz de llenar el enorme agujero que le había dejado la muerte prematuro/averfrüht​prematura de sus padres cuando él solo tenía dos años. Sus tíos lo adoptaron y lo cuidaron como a un hijo, pero Joaquín siempre sintió un gran vacío, hasta que conoció a Clotilde. Ella era el el ejeAchse; (hier) Mittelpunkt​eje de su vida desde que la conoció cuando él tenía solo  quince años y entró como el aprendizLehrlingaprendiz en el taller de su padre, el pintor y fotógrafo Antonio García.​

    Terminó de leer el correo y abrió el sobre de Vicente con alegría e inquietud a la vez: su amigo tenía una gran capacidad para meterse en problemas. Y, más de una vez, meterlo en problemas también a él.​

    Por eso, no le sorprendió que Clotilde apareciera justo en ese momento en el saloncito y se sentase frente a él.​

    —La carta viene de París —dijo ella.​

    Parecía una frase neutra, una información para la que bastaba con leer la dirección que aparecía en el remite: Hotel Ritz, 15 Place Vendôme, París. Pero Joaquín sabía bien que el lenguaje nunca es neutro ni inocente. “La carta viene de París” dicho por Clotilde significaba “tu querido amigo Vicente ya está otra vez en París para encontrarse con esa mujer”.​

    Esa mujer era Elena Ortúzar, llamada Chita, esposa del embajador de Chile en París y de la que Vicente Blasco Ibáñez estaba perdidamente enamorado/abis über beide Ohren verliebt​perdidamente enamorado, hasta el punto de que viajaba constantemente a la ciudad francesa para verse con ella.

    Escuche el capítulo completo en ECOS AUDIO 08/23

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