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    Por último: El arte de las despedidas

    INTERMEDIO
    Ecos Audio 9/2022
    Wenn Spanier sich verabschieden, ist das ein Ritual
    © Sascha Pollach
    Von Ignacio Rodríguez

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    Confiéselo. No entiende esa maldita costumbre que tenemos los españoles de las despedidas eternas. Diría que le molesta. Me atrevería a ir más allá: no la soporta. Como buen el anfitrión, la anfitrionaGastgeber/inanfitrión, habrá invitado a hispanohablantes a cenar a su casa. Y, al final de la velada, siempre lo mismo. ¿Por qué demonios decimos que nos vamos y luego nos quedamos media hora de de chácharaplauderndcháchara en la puerta?

    Cuando llegué a Alemania, me sorprendió que las visitas autóctonas, al cabo de dos horas y sin previo aviso, espetar(hier) ausstoßenespetaban: “Nos vamos”. Se calzaban los zapatos —en España siempre los llevamos puestos en casa ajena—, se ponían la chaqueta y se iban. “Qué maleducados”, pensaba. Como buen español, no entendía cómo nuestros invitados podían ser tan desagradecidos. ¿Tendrán algo mejor que hacer?  

    Si invitábamos a hispanohablantes, era mi mujer —alemana, para más señasum genau zu seinpara más señas— la que sufría a la hora de la despedida. “Nos vamos a ir yendo”, decían nuestros amigos. Una bonita perífrasis que en español sirve para anunciar la intención de irse de un lugar de manera, más o menos, inmediata. Más o menos. Pero seguíamos parlotearschwatzen, plaudernparloteando en voz alta de pie ante la puerta abierta del piso, hablando de esto y de aquello: qué buena la cena, cuándo nos volveremos a ver… Y mi mujer con las piernas doloridas.

    Para ella, lo más parecido al infierno era cuando íbamos a España a visitar a mi familia. El último día mi madre nos despedía siguiendo el ritual: os echaremos de menos, volved pronto... Mi mujer —ya en el ascensor con las maletas— estirar a alg. del brazojdn. am Arm ziehenestirándome del brazo con insistencia: “Vámonos, o perdemos el vuelo”. Pero la la locuacidadRedseligkeitlocuacidad española es proverbialsprichwörtlichproverbial, se transmite de madre a hijo y es inútil luchar contra ella.  

    Cuando estamos a gusto con amigos o familiares, los españoles y latinoamericanos solemos perderla noción del tiempoZeitgefühl la noción del tiempo. Y eso nos hace felices. Ese es el verdadero arte de las despedidas.

    Soy Ignacio Rodríguez, periodista y responsable de ECOS audio en la editorial Spotlight. Confieso que nunca me han gustado las despedidas, por eso, intento que sean eternas.

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