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    Aragón: Un bello paisaje por descubrir

    AVANZADO
    Ecos 11/2019
    Alquezar. Naturparadies in den Pyrenäen.
    Von Giancarlo Sánchez-Aizcorbe Chiappo

    Primero fue un reino y después una corona muy poderosa. En sus años de gloria, la Corona de Aragón se expandió por Mallorca, Valencia, Cataluña, la Provenza, Cerdeña, Córcega, Nápoles y Sicilia. Incluso Atenas llegó a formar parte de ella durante un tiempo. Aragón parecía devorarverschlingendevorar todo lo que salirle al pasoden Weg kreuzenle salía al paso, y querer decir, como los antiguos romanos, mare nostrum: el Mediterráneo es nuestro. La gloria duró unos siglos, hasta que Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, con su matrimonio, unieron las dos coronas. Aragón fue perdiendo sus posesiones; finalmente, también las Baleares, Valencia y el Principado de Cataluña.   

    Si algo se puede decir del Aragón de hoy, es que no tiene mar. Ni tampoco prisas para incorporar a su territorio nada. Por el contrario, esta comunidad repite el mantra “descubre la lentitud”. No compite con el sol y la playa, y entre los tesoros que nos tiene reservados están sus iglesias románicas, sus pueblos abandonados y sus buitres, que, como seres mitológicos, ahuyentarin die Flucht schlagenahuyentan a los el/la turista fácilbequemer Touristturistas fáciles.

    Dos fenómenos naturales caracterizan a Aragón: el río Ebro y los Pirineos. El Ebro lo parte en dos mitades, septentrional y meridional; los Pirineos lo defienden de Francia y le dan su identidad geográfica. Nuestro viaje empieza por la mitad septentrionalnördlichseptentrional, concretamente en las la faldaAbhangfaldas de los Pirineos que reciben ese nombre técnico y aburrido de el PrepirineoVorpyrenäenPrepirineo.

    Alquézar

    La villa medieval de Alquézar se nos presenta como una visión del pasado, con la la señal distintivawesentliches Merkmalseñal distintiva de Europa: un castillo sobre un el riscoFelsenrisco. A sus pies, un montón de casas apretado/azusammengedrängtapretadas buscan el calor y la protección de la muralla. Todo en un magnífico color ocre. Alrededor, barrancos y cañones. Pero lo que confundimos con un castillo resulta ser la la ColegiataStiftskircheColegiata de Santa María la Mayor o, mejor dicho, una colegiata-castillo –el el hibridismodas Hybridehibri­dismo está también entre las señas de identidad de Europa–. Construida en el siglo IX d. C. por Jalaf ibn Rasid para frenar a los reinos cristianos del norte, la fortaleza se convirtió en manos de estos en una iglesia románica de la Orden de los Agustinos. En el siglo XVI fue sustituida por una iglesia gótica. Su claustro conserva pinturas murales con escenas bíblicas.

    El casco histórico de la villa retiene todo el encanto medieval, con el soportal de vigas de maderaArkade mit Holzbalkensoportales de vigas de madera donde anidarnistenanidan las la golondrinaSchwalbegolondrinas. Clavadas sobre una de las puertas, cinco a pezuña de jabalíWildschweinhufpezuñas de jabalí frescas llaman nuestra atención. Están ahí para alejar a las brujas y a los malos espíritus.

    El río Vero y sus seres mitológicos

    Alquézar está en el mismo el confin(hier) Endeconfín del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara. Atraídos por los el precipicioAbgrundprecipicios que la rodean, dejamos la villa y traspasamos ese límite, para bajar por uno de los barrancos hasta el fondo del cañón. Un murmullo acompaña nuestra caminata. Es el río Vero. Su apacibilidad y color turquesa nos hacen olvidar el esfuerzo realizado. Esta vez no vamos a cruzar el río, sino a caminar dentro de él, vadeardurchwatenvadeándolo. Al cabo de unos minutos siguiendo su cauce, advertimos que no estamos solos. Aves de gran tamaño sobrevuelan el cañón y nuestras cabezas. Buitres. Quien haya leído el Infierno de Dante se sentirá, de pronto, dentro de un círculo dantesco lleno de el harpíaHarpyieharpías, y no en un tranquilo cañón aragonés.

    El el buitre común, 
el buitre leonadoGänsegeierbuitre común o buitre leonado, el el buitre negroMönchsgeierbuitre negro, el el buitre egipcioSchmutzgeierbuitre egipcio y el el quebrantahuesosBartgeierquebrantahuesos son los dueños y señores de estos cañones. Pese a hallarse a gran distancia, intuimos que son enormes. No tardan, sin embargo, en desmitificárnoslos: nos cuentan que se han vuelto perezosos y que en lugar de cazar se han acostumbrado a que los alimenten en diversos el comederoFutterstellecomederos. Uno de ellos está en la vecina localidad de Santa Cilia de Panzano, donde se encuentra La Casa de los Buitres. Cuando uno se acerca a ellos, parecen una persona sentada. Su olor ahuyenta a cualquier ser vivo. Algunos mitos tienen los pies de barro(fig.) tönerne Füßepies de barro.

     

    Lea el artículo completo y conozca las mejores rutas por esta región en nuestro reportaje Aragón: Un bello paisaje por descubrir en la revista Ecos 11 /19.

     

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