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    Chontal, ixcateco y zapoteco: Las últimas palabras de Oaxaca

    INTERMEDIO
    Ecos 1/2019
    Hilarino Torres Mendoza
    Von Ander Izagirre

    Viajamos por las montañas de Oaxaca para escuchar a los hablantes de chontal, ixcateco y zapoteco: tres de las 68 lenguas indígenas que se hablan en México. Muchas de ellas están en peligro, algunas ya solo esperan a su desaparición, pero hay hablantes que intentan preservarerhaltenpreservarlas.

    Don Hilarino es la única persona que tiene un teléfono móvil en Chontecomatlán, un pueblo de cuatrocientos habitantes. No puede comunicarse con nadie, porque la la señal(hier) Netzseñal no llega a estas montañas, pero él habla y habla con el teléfono en la mano. Don Hilarino señala un árbol con la la pantalla(hier) Display, Bildschirmpantalla, empieza a grabaraufnehmengrabar y dice:

    -Ijltaa a ek guishanajl. (Esto es un árbol de aguacate).

    Señala una casa y dice:

    -Ijltaa ley nejujlk. (Esta es mi casa).

    Sigue caminando, sigue señalando, sigue diciendo:

    - Ijltaa lane ajlbae jlijuala gahi. (Este camino lleva al siguiente pueblo).

    Don Hilarino Torres Mendoza –campesino de 56 años, sombrero de paja, barba canoso/a(Haar) graucanosa– graba frases en la lengua chontal de Oaxaca. México es uno de los países con mayor la diversidad lingüísticasprachliche Vielfaltdiversidad lingüística del mundo: cuenta con 68 lenguas indígenas, aproximadamente la mitad de las que se hablaban cuando llegaron los españoles, y su número sigue reduciéndose. Entre los 123 millones de mexicanos, solo siete millones se comunican en lenguas indígenas. Esas 68 lenguas se dividen en 364 dialectos, de los cuales 187 están en riesgo medio o alto de desaparición, según el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI). El chontal de Oaxaca va por ese camino: solo le quedan unos 3500 hablantes, que viven disperso/averstreutdispersos por las sierras y tienen en su mayoría más de 50 años.

    –Este hombre es asombroso/aerstaunlichasombroso –dice Salvador Galindo–. Nosotros llegamos a los pueblos para recoger el testimonioZeugnis; Aussagetestimonios y proponerles un método de la recuperación(hier) Rettung, Bewahrungrecuperación del idioma. A veces nos reciben con con desconfianzamisstrauischdesconfianza. Pero en Chontecomatlán, enseguida se nos acercó don Hilarino, nos dijo que estaba muy contento por nuestra visita, y nos enseñó un montón de vídeos.

    Había un problema.

    –No manejarse conumgehen (können) mitse maneja muy bien con el teléfono. Nos enseñaba un vídeo y luego, sin darse cuenta, lo borraba. ¡Cuánta información habrá borrarlöschenborrado, porque le da a ladar a la tecla erróneadie falsche Taste drücken tecla errónea o porque ya no tiene sitio en la la memoria(hier) Speichermemoria!

    Don Hilarino intenta salvar los restos de su lengua materna:

    –Cuando yo era niño, los maestros te prohibían hablar en chontal. Te decían: si tú hablas chontal, te voy a dar … –hace el gesto de un puñetazo–. Muchos dejaron de hablarlo. Ahora queremos rescatar la lengua, pero el Gobierno no ayuda.

    Salvador Galindo hace lo que puede. Tiene 45 años, la cara ancha de los zapotecos, el pelo negro, revuelto/a(Haar) strubbeligrevuelto y denso, siempre una sonrisa que a veces parece melancólica y a veces irónica. Trabaja para el Centro de Estudios y Desarrollo de las Lenguas Indígenas de Oaxaca (Cedelio), un organismo gubernamental, y todos los años recorre miles de kilómetros por las sierras, visitando a las comunidades más lejanas. Oaxaca es un territorio montañoso en el sur del país, con valles profundos y aislados que cobijar(hier) beherbergencobijan la mayor diversidad lingüística de México. En Oaxaca hay dieciocho grupos étnicos –mixtecos, zapotecos, triquis, mixes, chinantecos…–, que hablan dieciséis idiomas indígenas con docenas y docenas de variantes.

    En el verano de 2016, Galindo recorrió los pueblos de las montañas para devolverles un tesoro: las grabaciones que el lingüista estadounidense Paul Turner había hecho con hablantes de chontal en 1967. Incluso encontraron a una de las personas que Turner entrevistó. Fue muy triste, porque el hombre tenía 79 años y ya no sabía responder en chontal a las mismas preguntas que le habían hecho medio siglo antes.

    –Le pusimos la grabación de 1967, él reconoció su voz hablando en chontal, y se echó a llorar. En su pueblo ya casi nadie lo habla.

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