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    Cuentos populares en España: Érase una vez...

    INTERMEDIO
    Ecos 14/2021
    Cuento El sapo y la rana
    © Camila Mancilla
    Von Claudia May

    La manzana es el gran problema. O para ser más exactos:la malvada madrastraböse Stiefmutter la malvada madrastra que le trae la manzana a la hermosa joven. Ella la muerde y en la siguiente escena aparece tirada en el suelo, inconsciente. Cuando sus siete compañeros de piso vuelven a casa, una gran tristeza invade el ambiente. Todos creen que la chica está muerta, pero, como es tan hermosa, nadie quiere enterrarla. Así que la meten en un el ataúd de cristalgläserner Sargataúd de cristal. Hasta que un día llega el hijo de un rey y la salva (en realidad, por casualidad).

    ¿Le suena la historia? Por supuesto. Se trata de BlancanievesSchneewittchenBlancanieves y los siete enanitos. Esta bella señora también es muy popular en España. Al igual que a muchos de sus colegas que se encuentran en la colección de cuentos de los hermanos Grimm. ya sea(hier) egal obYa sea la la CenicientaAschenputtelCenicienta o Caperucita RojaRotkäppchenCaperucita Roja, ninguna de ellas resulta desconocida en España. De hecho, si usted se pregunta por un el cuento de hadasMärchencuento de hadas típico, los primeros nombres que le vendrán a la cabeza serán los de los personajes del universo de los hermanos Grimm.

    Parte de la culpa es del el animador(hier) Zeichentrickfilmeranimador y productor de cine Walt Disney. Este llevar a la pantallaverfilmenllevó a la pantalla muchos de los personajes de los cuentos de los Grimm. Por supuesto, todo era un poco diferente del cuento original. Disney recopilarsammelnrecopiló estas historias llenas de fantasía, las dulcificar(hier) milderndulcificó y consiguió la magia.

    Pero Walt Disney no hizo ni más ni menos que lo que llevar a cabodurchführenllevaron a cabo un siglo atrás Jacob y Wilhelm Grimm. También ellos adaptaron y cambiaron el cuento, a menudo combinando varias versiones del mismo relato. Lo consiguieron casi sin esfuerzo: fueron los primeros en publicar una colección escrita de cuentos de hadas en Alemania, en 1812, Los cuentos para la infancia y el hogar. Hasta entonces, los cuentos populares solo se transmitir oralmentemündlich weitergebentransmitían oralmente, y el autor era anónimo o desconocido.

    Los hermanos Grimm adaptaron los cuentos al espíritu de su época. En estos textos hay mucha enseñanza moral y, por supuesto, desaparecen los componentes eróticos. Su estrategia funciona: las colecciones de cuentos de hadas se hacen rápidamente populares y se traducen también a otros idiomas.

    ¿Pero no tenía España sus propios libros de cuentos populares? Sí, los tuvo. Ya en el siglo XIII, por ejemplo, existían traducciones al español de Las mil y una noches. Al fin y al cabo, entre 711 y 1492 casi toda la península ibérica estuvo gobernada por los árabes.

    Posteriormente, en el siglo XIV, don Juan Manuel se da a conocer, entre otras cosas, con su obra El conde Lucanor, que presenta cuentos o fábulas moralizantes o doctrinales tomadas de varias fuentes, tanto de clásicos como de cuentos tradicionales árabes. En el siglo XVII, la atención general parece centrarse más en registrar chistes, anécdotas y episodios cómicos de la vida de la la corteKönigshofcorte de la época. Los cuentos populares tradicionales recoger(hier) sammelnse recogieron mucho más tarde: en la segunda mitad del siglo XIX.

    Una de las coleccionistas de cuentos populares fue Cecilia Böhl von Faber, hija de un cónsul y comerciante alemán y de madre andaluza. En 1859, bajo el seudónimo de Fernán Caballero, publicó la primera colección española moderna de cuentos: Cuentos y poesías populares andaluces. Böhl von Faber también editó en gran medida los cuentos populares de su colección. Probablemente, para darle un cierto valor literario. Más auténticos son los tres volúmenes de Cuentos populares de Extremadura, de Hernández de Soto (1886), y los once volúmenes de la Biblioteca de las tradiciones populares españolas (1883-1888), de Antonio Machado Álvarez, más conocido por su seudónimo Demófilo.

    La obra de Aurelio Macedonio Espinosa (1880-1958) es especialmente apasionante(hier, fig.) fesselndapasionante: el/la descendienteNachkommdescendiente de españoles cuyos ancestros emigraron a Estados Unidos, fue profesor de la Universidad de Stanford. Se le permitió realizar un viaje de investigación a España en nombre de la American Folklore Society. Partió de California en junio de 1920 y ya en el prefacio de su obra Los cuentos populares españoles, publicada posteriormente, explica su trabajo de recopilación de estos relatos tradicionales: “Llegué a Madrid a principios de julio y permanecí en España hasta principios de diciembre del mismo año, viajando por todas partes de España y recogiendo cuentos, el romance(lit.) Romanzeromances y otros materiales en abundanciain Hülle und Fülleen abundancia, directamente de la tradición oral”.

    procedervorgehenProcede de forma muy planificada. Su amigo y colega don Ramón Menéndez Pidal le proporcionarbereitstellenproporcionó un mapa de España en el que le marcaba todas las regiones en las que las tradiciones de cuentos seguían muy vivas. El el/la lingüistaSprachwissenschaftler/inlingüista y experto en dialectos españoles Menéndez Pidal preparó así la investigación de la mejor manera posible. “Algunas regiones habían de visitarse de preferenciavorzugsweisede preferencia: el este de la provincia de Burgos, por Salas de los Infantes, Soria, el sur de la provincia de Ávila, Cuenca y Teruel, algunas partes de Andalucía, etc. Menéndez Pidal es un sabio que inspira a todos los que le tratar(hier) zu tun haben mittratan. Yo nunca podré pagarle todos los favores que le debo”, sigue escribiendo Espinosa.

    Para saber más sobre los cuentos españoles y sus características, lea en Ecos 14/21 el reportaje completo.

     

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