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    Entrevista a Pedro Almodóvar

    AVANZADO
    Ecos 2/2022
    Pedro Almodóvar
    © MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
    Von Janina Pérez Arias

    Muchas de las ideas que se le ocurren a Pedro Almodóvar (Calzada de Calatrava, 1949) ir a parar agelangen zuvan a parar a un gran almacén electrónico de posibles historias. Hasta hace poco Madres paralelas, la película más reciente del aclamado/ahochgelobtaclamado director español, era apenas un par de líneas que tenía como protagonistas a dos mujeres embarazadas a punto de dar a luzkurz vorm Gebärena punto de dar a luz que coincidir(zufällig) zusammenkommencoinciden en una habitación de hospital.

    El cineasta retoma pues la maternidad, aunque a través de otro tipo de mujeres, con Penélope Cruz como protagonista. Sin embargo, también vio una oportunidad para introducir un tema que tenía pendiente(hier) offen, unerledigtpendiente: la memoria histórica. En Madres paralelas Almodóvar se atrevió a explorar territorios pantanoso/asumpfig; (hier) heikelpantanosos, tejiendo un relato que conmueve y revolver(hier) aufwühlenrevuelve la conciencia social. 

    Entre los horrores de la guerra civil española se cuentan los miles de cuerpos enterrados en la fosa comúnMassengrabfosas comunes a lo largo y ancho de España. “En mi casa nunca se habló de la guerra”, recuerda el realizador señalando el miedo colectivo como un factor determinante del silencio. La Transición impuso pasar capítulodas Kapitel übergehenpasar capítulo, lo que le lleva a subrayar que “después de 85 años, hasta que no se pague esa deuda con los desaparecidos, no podemos cerrar definitivamente nuestra historia reciente”.

    Esta vez se refiere sin rodeos a la memoria histórica, ¿se puede decir que este es su filme políticamente más comprometido? 

    Evidentemente, es una película política porque trato un tema muy importante en la sociedad. Siempre me ha preocupado la memoria histórica y más de una vez he tratado de incluirla en alguna de mis películas, pero no había encontrado el modo de que respirara y de que fundirse converschmelzen mitse fundiera con la historia; en Madres paralelas lo encontré. La sociedad española tiene una deuda moral descomunalgigantisch, ungeheuerdescomunal con respecto a los familiares de las víctimas que yacer(begraben) liegenyacen en cualquier lugar, bien sea en una fosa, en el cementerio o en una la cunetaStraßengrabencuneta en lugares apartados de los pueblos donde nacieron.

    ¿En qué año está ambientada la historia?

    El momento en el que transcurre la historia es del invierno del 2016 al verano del 2019, la razón era porque no queríamos que hubiera mascarillas (se sonríe). El 2020 es como un año prohibido narrativamenteerzählerischnarrativamente y el 2021 va camino de convertirse en lo mismo. Además de mi interés dramático, cuando estaba escribiendo la historia, era consciente del poder que tendría ese aspecto en el relato porque todas las frases que dicen los familiares son reales.  

    Trato deliberadamentewohl überlegt; absichtlichdeliberadamente de hacer visible un problema que en el momento en el que estábamos rodando no tenía ninguna visibilidad en los periódicos, y bien sabemos que si no apareces en los medios es como si no existieras. Ese era un tema que parecía amortizado/agetilgt, amortisiert; (hier) verarbeitetamortizado, pero no para las miles y miles de personas que siguen buscando a sus familiares desaparecidos. Ahora mismo van por la generación de los bisnietos que están buscando a sus bisabuelos. 

    Afortunadamente, cuando terminamos la película y estábamos a punto de estrenarla en la Mostra de Venecia, se aprobó el el proyecto de leyGesetzentwurfproyecto de ley de memoria democrática. Además de otros aspectos contemplados, con esta ley por fin la Administración pública se hará cargo de las exhumaciones, con lo cual es abismalabgrundtief, 
(hier) gewaltigabismal la diferencia con la tímida ley de memoria histórica del Gobierno de (José Luis Rodríguez) Zapatero (en 2007).

    ¿De qué manera el discurso político ha estado presente en su filmografía?

    Yo creo que todo cine deliberadamente no es político, pero sin querer hasta el más popular y de grandes audiencias tiene una postura ante la vida. Según he ido creciendo o simplemente haciéndome más viejo, hay películas donde aparece mi conciencia social de un modo más evidente. 

    Desde mis primeros filmes, como Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) o Laberinto de pasiones (1982), que eran básicamente películas pop, he tenido muy claro que para poder narrar una historia necesitaba que ocurrieran cosas muy exageradas porque yo soy exagerado (se ríe). A mis personajes femeninos siempre trataba de proveer de, dotar deversehen, ausstatten mitproveerles de una enorme autonomía moral, ya fueran monjas, chicas modernas o abogadas. Los problemas que tenían que resolver eran también tremendos, pero ellas eran dueñas de sí mismas. El hecho de dotarlas de esa libertad para mí es una postura política. Yo tenía claro que no era responsabilidad, era una postura política subyacentezugrundeliegendsubyacente en las películas.

    En Carne trémula (1997), por ejemplo, yo quería que Víctor Plaza (interpretado por Liberto Rabal) fuera un personaje que naciera en 1970 en una noche muy desgraciada porque iba a estar muy unido a la mala suerte. La peor noche de 1970 fue cuando Manuel Fraga Iribarne (para ese entonces secretario del Consejo de Ministros) leyó en Radio Nacional de España las condiciones del el estado de excepciónAusnahmezustandestado de excepción, y su voz se escucha en la escena del nacimiento. Ese fue el último estado de excepción en España. 

    ¿A qué se debe que en Madres paralelas se vea un Almodóvar diferente al de filmes anteriores?

    Se debe un poco al momento en el que vivo, el hecho de haber cumplido 70 años y también de haber rodado antes ya veintidós películas y media (hace referencia a su el mediometrajeMittellangfilmmediometraje La voz humana, 2020). Necesito contar otro tipo de historias en otro tono. En Julieta (2016) descubrí la la sobriedadSchmucklosigkeit,sobriedad y la contención y, desde ese descubrimiento, en las dos películas siguientes, tanto en Dolor y gloria (2019) como en Madres paralelas, prevalece un tono que no es que me haga sentir más cómodo, pero creo que es el que les va mejor a las historias que cuento ahora mismo.

     

    En Ecos 02/22 puede leer la entrevista completa con el director de cine y encontrará muchos más temas relacionados.

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