FOLLOW US

 

    Hablar con máquinas

    AVANZADO
    Ecos 6/2021
    Kompass auf einer Karte
    © Kompass © iStock /Olga Browina / Pshenichka
    Von Hernán Neira

    “Hablar” con máquinas es un hecho cada día más frecuente. Cierto es que los el procedimiento automáticoautomatisiertes Verfahrenprocedimientos automáticos comenzaron a invadireinfallen, eindringen ininvadir la vida hace dos generaciones, pero “hablar” con máquinas es nuevo. Y engaña mucho más.

    ¿Se puede, de verdad, “hablar” con una máquina? Escribo el verbo entre comillas porque tiene un significado especial, incluso contrario al sentido común.

    Hace unas semanas se estropeó la conexión de internet de mi casa, la conexión que llega físicamente a mi casa. No me preocupé, porque también tenía el celular. Lo tomé y con él entré al el sitio webWebsitesitio web del el proveedor de internetInternetproviderproveedor de internet de mi hogar. Allí encontré un anuncio: que plantear(hier) vorbringenplanteara mi queja por el chat, que fácilmente solucionaría mis problemas. Entré al chat. Pronto apareció en la pantalla una imagen que decía abajo: “Soy Elisa, estoy para ayudarle”. Escribí que tenía una la falla(hier) Störungfalla. Recibí la respuesta en unos diez segundos. Se abrió una ventana que me daba cuatro opciones para clasificar mi falla y me pedía que marcara una. Ninguna correspondía exactamente a lo que me había sucedido, pero marqué la que más se parecía. Esta me llevó a nuevas opciones para clasificar el problema. Al final, vi un mensaje que decía: “Lo siento, no puedo ayudarle”.  

    Llamé, entonces. Marqué un número. Segundos más tarde, una voz sintetizada me ofrecía nuevas opciones. Me pedía que yo dijera un número. El uno, para tal cosa. El dos, para otra. El tres, para una nueva. El cuatro, para… Eran cinco posibilidades. Dije la tercera. ¡Abracada­bra! La voz sin­tetizada me daba no una solución, sino nuevas posibilidades. Ahora eran solo tres. Al final de mi recorrido, escuché una voz. ¡Humana! ¡No podía creerlo! ¡Un milagro! –pensé–. Pero pronto vino el el desaliento, Entmutigungdesaliento. Me dijo que me había equivocado de opción.

    Vivimos en un mundo de máquinas que “responden” automáticamente. Pero no nos engañemosmachen wir uns nichts vorno nos engañemos: las máquinas no hablan, solo transmiten las decisiones de quienes las programaron, reflejando la justicia y la injusticia que existe en todas partes. Alguien las diseñó, alguien prevervorhersehenprevió qué quejas recibir, cuáles rechazar. Estoy convencido de que, en muchos casos, fueron programadas para que los usuarios desistir de + infines aufgeben..., ablassen von...desistan de exigir algún derecho, para que hablar y comunicarse quede en el olvido.