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    Javier Bardem

    INTERMEDIO
    Ecos 9/2020
    Javier Bardem
    © Tinseltown / iStock
    Von Begoña Donat

    La carrera profesional de Javier Bardem (Las Palmas de Gran Canaria, 1969), laurearauszeichnenlaureada con cinco premios Goya, ha quedado en pausa, pero no así su activismo político y social. A finales de marzo, el intérprete donó con su pareja, Penélope Cruz, 100 000 los guantes de nitriloNitrilhandschuheguantes de nitrilo y 20 000 mascarillas al hospital La Paz de Madrid. A principios de abril, apoyó el lanzamiento del documental de Álvaro Longoria Santuario, para reivindicarfordernreivindicar la protección de la Antártida. Y a mediados de mayo se unía a una veintena de premios nobel y otros 200 artistas de proyección mundialvon weltweiter Strahlkraftde proyección mundial en la firma de un manifiesto en defensa del planeta y de nuestro futuro como sociedad una vez superada la pandemia. Además junto a Penélope, Pedro Almodóvar y Alejandro Sanz ha realizado una donación al el banco de alimentosLebensmittelbankBanco de Alimentos de Madrid y a la Cruz Roja destinada a que 411 familias reciban alimentos diarios durante tres meses.

    La crisis sanitaria supuso la la suspensión(hier) Unterbrechungsuspensión de sus proyectos cinematográficos, como el rodaje de una miniserie para Amazon Prime sobre Hernán Cortés o la nueva versión del clásico de Disney La sirenita, en la que iba a interpretar al rey Tritón, para entusiasmo de su hija Luna, de seis años. Ecos habló antes de la pandemia con el actor español en Berlín, donde se encontraba para promocionar el drama de Sally Potter The Roads Not Taken, sobre las la ensoñaciónTräumerei; Trugbildensoñaciones de un hombre afectado de demencia.

    Ecos– Es llamativo que nunca antes hubieras trabajado con tu amiga Salma Hayek. ¿Ha sido como jugar en casa?

    Javier Bardem– La verdad es que sí. La conocí hace 15 años, en 2005, porque los dos formábamos parte del el juradoJuryjurado del Festival de Cannes. Desde entonces nos hemos visto a menudo, principalmente, por Penélope, ya que son muy buenas amigas. Así que cuando coincidimos en el set, las cosas fueron muy fáciles. Mi única preocupación era emular(hier) nachahmenemular el acento mexicano de mi personaje sin caer en el ridículo, pero supe que todo iba a ir bien cuando la vi reírse, porque cuando algo no funciona, se pone muy seria. Salma es genial. No tiene miedo: es como un trueno, una fuerza de la naturaleza, llena de iniciativa y de energía. Sus muestras de amor y de dolor son asombrosas, superprofundas.

    ¿Qué reto te supuso interpretar a un enfermo de demencia?

    Fue un desafío. Tuve que ponerme en la piel de un hombre que lo ha perdido todo. Porque cuando deteriorarsesich verschlechternse deteriora tu capacidad de razonamiento, ya no importa nada. Dejas de reconocer a las personas, no sabes lo que estás haciendo, quién eres ni dónde estás. Y, al mismo tiempo, las personas en ese estado tienen la necesidad de conectarse, así que hay instantes de la lucidez(geistige) Klarheitlucidez en que luchan por hacerlo. Incluso cuando los vemos distantes, hay momentos en los que toman conciencia y quieren relacionarse. Verlo es tan doloroso como hermoso.

    ¿Qué técnica empleaste para entrar en ese el limbo mentalgeistiges Vakuumlimbo mental?

    Desconecté del mundo que me rodeaba a través de la relajación y de la respiración, y mediante la práctica de muchos diálogos internos donde hablaba conmigo mismo sin interferir(hier) störeninterferir. Te lo explico. Cuando hablamos con nosotros mismos, seguimos una rutina de sentido común: quiero hacer esto, tengo que ir allí, he de visitar a mi amigo. Así que tenía que abandonar el sentido común y pensar en árboles, en cerdos, en comer, sin orden ni conciertowahllos, kunterbuntsin orden ni concierto. Eso me mantuvo en un estado de no estar ni aquí ni allí, sino en otro lugar. No obstante, no creo que sea más fácil o más difícil que cualquier otro trabajo. Es mi oficio, lo que hago para vivir.

    ¿Conocías de cerca la enfermedad?

    Mi abuelo materno murió siendo yo pequeño. Me acuerdo de él sentado en el sofá, callado. De hecho, cuando Sally me contactó por primera vez, le dije que me gustaba el guion, pero que no me veía interpretando a un enfermo de Alzheimer, porque solo tenía 47 años. Ella me aclaró que se trataba de la demencia frontotemporalFrontotemporale Demenzdemencia frontotemporal, una enfermedad que pueden diagnosticarte con 25 o 30 años. Es terrorífico. Así le pasó a su hermano… Sally lo estuvo cuidando durante muchos años. Eso es amor…

     

    Lea la entrevista completa a Javier Bardem en Ecos 09/20.

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