FOLLOW US

 

    La guerra civil española: 80 años después

    AVANZADO
    Ecos 4/2019
    Spanischer Bürgerkrieg. Bild von der Biblioteca Nacional Española
    Von Julián Casanova

    En julio de 1936, una parte importante del Ejército español alzarse en armaszu den Waffen greifense alzó en armas contra el régimen republicano. El golpe militar no pudo lograr de entradagleich zu Beginnde entrada la conquista del poder. Si lo hubiera conseguido, no habría tenido lugar una guerra civil, sino una dictadura del tipo que estaba comenzando a dominar en Europa en ese momento y que se estableció en España a partir de abril de 1939.

    La la sublevaciónAufstandsublevación, al ocasionarhervorrufenocasionar una división profunda en el Ejército y en las fuerzas de seguridad, debilitarschwächendebilitó al Estado republicano y abrió un escenario de lucha armada, de rebelión militar y de revolución popular allí donde los militares no pudieron conseguir sus objetivos. España quedó partida en dos. Y así continuó durante una guerra de mil días.

    Algunos historiadores hemos subrayado en los últimos años el carácter de “guerra total” en la que los dos el/la contendienteGegnercontendientes tuvieron que reconstruir un ejército con el mando jerarquizadohierarchisierte Befehlsgewaltmandos jerarquizados; centralizar el aparato administrativo para hacer uso de los recursos materiales y humanos; y sostener una la retaguardiaNachhut, 
(hier) Hinterlandretaguardia comprometida con el esfuerzo bélico. Visto el el desenlace finalAusgangdesenlace final, parece evidente que el bando franquista superó al republicano en el manejoHandhabungel manejo de esas tres tareas básicas, pero eso no dependió sólo de factores internos sino, sobre todo, del contexto internacional que sirvió de el marcoRahmenmarco a la Guerra Civil.

    Porque en el escenario europeo desequilibrado/a(hier) aus dem Gleichgewicht geratendesequilibrado por la crisis de las democracias y la irrupción del comunismo y del fascismo, España era, hasta julio de 1936, un país marginal, secundario. Todo cambió, sin embargo, a partir del golpe de Estado de ese mes. En unas pocas semanas, el conflicto español se situó en el centro de las preocupaciones de las principales potencias, dividió profundamente a la opinión pública, generó pasiones, y España pasó a ser el símbolo de los combates entre fascismo, democracia y comunismo.

    Destruir al adversario

    Cuando el golpe militar derivar enführen zuderivó en guerra, la destrucción del adversario pasó a ser prioridad absoluta. Y en ese tránsito de la política a la guerra, los adversarios, políticos e ideológicos, perdían su condición de compatriotas, españoles, para convertirse en enemigos contra quienes era completamente legítimo el uso de la violencia. El total de víctimas mortales se aproximó a 700 000, de las cuales 100 000 corresponden a la represión desencadenada por los militares sublevados y 55 000 a la violencia en la zona republicana.

    Dentro de esa guerra hubo varias y diferentes la contiendaKampf; Konfliktcontiendas. En primer lugar, un conflicto militar, iniciado cuando el golpe de Estado enterró las soluciones políticas y puso en su lugar las armas. Fue también una guerra de clases, entre diferentes concepciones del orden social; una guerra de religión, entre el catolicismo y el anticlericalismo; una guerra en torno a la idea de la patria y de la nación; y una guerra de ideas, de credos que estar en pugnakollidierenestaban entonces en pugna en el escenario internacional. Una guerra imposible de reducir a un conflicto entre comunismo o fascismo, o entre el fascismo y la democracia. En la guerra civil española cristalizaron, en suma, batallas universales entre propietarios y trabajadores, Iglesia y Estado, entre el oscurantismoObskurantismusoscurantismo y modernización, dirimir(hier) austragendirimidas en un marco internacional desequilibrado por la crisis de las democracias y la irrupción del comunismo y del fascismo.

    La guerra civil española suele escribirse con minúscula. El conflicto bélico en España entre 1936 y 1939 puede escribirse también con mayúscula, la Guerra Civil. Con mayúscula se escribe: la Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial, etc.

    1 de abril de 1939

    Tras el final oficial de la Guerra Civil, el 1 de abril de 1939, la destrucción del vencido se convirtió en prioridad absoluta. Comenzó en ese momento un nuevo periodo de ejecuciones masivas y de cárcel y tortura para miles de hombres y mujeres. El el desmoronamiento(hier) Zusammenbruchdesmoronamiento del ejército republicano en la primavera de 1939 llevó a varios centenares de miles de soldados vencidos a cárceles e improvisados campos de con­centración. A finales de 1939 y durante 1940, las fuentes oficiales daban más de 270 000 el reclusoGefangenerreclusos, una cifra que descendió de forma continua en los dos años si­guientes debido a las numerosas ejecuciones y a los miles de muertos por enfermedad y la desnutriciónUnterernährungdesnutrición. Al menos 50 000 personas fueron ejecutadas entre 1939 y 1946.

    El éxodo que emprenderunternehmenemprendió la población vencida dejó también huella. “La retirada”, como se conoció a ese gran exilio de 1939, llevó a Francia a unos 450 000 refugiados en el primer trimestre de ese año, de los cuales 170 000 eran mujeres, niños y ancianos. Unos 200 000 volvieron en los meses siguientes, para continuar su el calvario(hier) Leidenswegcalvario en las cárceles de la dictadura franquista.

    Valladolid-Bürgerkrieg-Spanien

    La dictadura franquista

    España vivió a partir de abril de 1939 “la paz de Franco”, las consecuencias de la guerra y de quienes la causaron. Quedó dividida entre vencedores y vencidos. Las iglesias se llenaron desde antes del final de la guerra de la placa conmemorativaGedenktafelplacas conmemorativas de los “Caídos por Dios y por la Patria”. Por el contrario, miles de asesinados por la violencia iniciada por los militares sublevados en julio de 1936 nunca fueron inscrito, inscribir(hier) registriereninscritos ni recordados con una mísera lápidaein simpler Grabsteinuna mísera lápida, y sus familiares andan todavía buscando sus restos.

    España quedó partida en dos

    El discurso del orden, de la patria y de la religión se había impuesto al de la democracia, la república y la revolución. En la larga y cruel dictadura de Franco reside, en definitiva, la gran excepcionalidad de la historia de España del siglo XX, si se compara con la de los otros países capitalistas occidentales. Fue la única dictadura, junto con la de Antonio de Oliveira Salazar en Portugal, creada en la Europa de entreguerrasZwischenkriegs-de entreguerras que sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial. Muertos Hitler y Mussolini, Franco siguió treinta años más.

    Tras su muerte, los archivos se abrieron, se descubrieron nuevos documentos; una nueva generación de historiadores españoles que estudiaba en las universidades en los últimos años del franquismo, empezó a escribir libros sobre la Guerra Civil, y numerosos hispanistas británicos y norteamericanos continuaron la sendaWegla senda abierta por los libros de Hugh Thomas y Gabriel Jackson en los años sesenta.

    Las dos Españas

    Para un historiador profesional, la principal consecuencia de esa gran renovación historiográfica está muy clara: las versiones de los vencedores de la guerra, amos y señores de la historia durante la dictadura, quedaron desmontar(hier) widerlegendesmontadas y desfasado/a(hier) veraltet, nicht auf dem neuesten Standdesfasadas; y surgió una nueva interpretación de la historia plural y diversa, fiel con las fuentes, que trataba deindagarermitteln; untersuchen indagar los hechos más relevantes y de construir relatos con los principales actores que habían sido despreciados o denigrarerniedrigendenigrados por los ideólogos del franquismo.

    La salida a la luz de todos esos hechos y datos novedosos y contundente(hier) belastbarcontundentes sobre las víctimas de la Guerra Civil y de la violencia franquista han provocado, sin embargo, en los últimos años un agrio/a(hier) erbittertagrio debate en la sociedad española. Han aparecido, como consecuencia del descubrimiento de ese pasado oculto, dos nuevos fenómenos. Por un lado, una desconocida dimensión social del recuerdo, mal llamado casi siempre “memoria histórica”.

    Descendientes de esas decenas de miles de asesinados, sus nietos más que sus hijos, se preguntaron qué había pasado, por qué esa historia de muerte y la humillaciónErniedrigunghumillación se había ocultado, quiénes habían sido los el verdugoHenkerverdugos y, en aquellos casos donde las víctimas no habían sido identificadas o se habían dado por desaparecidas, querían, además, saber dónde estaban enterradas.

    Madrid-Bürgerkrieg-Spanien

    Propaganda vs. Historia

    Pero el registro del el desafueroFreveldesafuero cometido por los militares sublevados y por el franquismo ha hecho también reaccionar, por otro lado, a conocidos periodistas, propagandistas de la derecha y aficionados a la historia, que han retomadola vieja cantineladas alte Lied la vieja cantinela de la manipulación franquista: fue la izquierda la que con su violencia y odio provocó la Guerra Civil, y lo que hizo la derecha y gente de bien con el golpe militar de julio de 1936, fue responder al “terror frentepopulista”. Todas las complejas y bien trabarverbinden; 
(hier) belegentrabadas explicaciones de los historiadores profesionales quedan de esa forma reducidas a dos cuestiones: quién causó la guerra y quién mató más y con mayor la alevosíaHeimtücke, Hinterlistalevosía. La propaganda sustituye de nuevo al análisis histórico.

    La polémica sobre qué hacer con el Valle de los Caídos o con los títulos nobiliarios que Franco otorgó, o que el rey Juan Carlos concedió a su familia, es un buen ejemplo de esas memorias divididas en torno a la Guerra Civil y la dictadura de Franco.

    Más de cuarenta años después de la muerte del dictador, demostrada hasta la saciedadbis zum Überdrusshasta la saciedad la venganza cruel, organizada einclementeunbarmherzig inclemente que administrar a(hier) jdm. zuteil werden lassenadministró a todos sus oponentes, todavía tiene que aparecer un diputado o político relevante del Partido Popular (PP) que condene con firmeza el saldo de muerte y brutalidad dejado por las políticas represivas de la dictadura, y defienda el conocimiento de esa historia como una parte importante del proceso de aprendizaje de los valores democráticos de la tolerancia y de la defensa de los derechos humanos.

    Desde la democracia, les produce una enorme incomodidad el recuerdo de la violencia franquista, ejercida desde arriba durante 40 años, por el nuevo Estado surgido de la sublevación militar y de la Guerra Civil, que puso en marcha mecanismos extraordinarios de terror sancionados y legitimados por leyes hasta la muerte del dictador.

    No resulta sorprendente, por lo tanto, que cada vez que plantearvorbringen, thematisierense ha planteado en los últimos años la necesidad de políticas públicas de memoria, como se ha hecho en otros países, aparezca un enérgico rechazo de quienes más incómodos se encuentran con el recuerdo de la violencia, con la excusa de que se siembra el el germenKeimgermen de la discordiaZwietrachtla discordia y se pone en peligro la convivencia y la la reconciliaciónVersöhnungreconciliación.

    Se necesitan políticas públicas de memoria

    Las posiciones de Vox –partido de extrema derecha que acaba de conseguir doce escaños en Andalucía y que apoya al Gobierno regional formado por el PP y Ciudadanos– respecto a todos esos temas no son nuevas, y estaban ya presentes en muchos sectores de la sociedad española, orientados por los políticos del Partido Popular. Se oponían a investigar los crímenes del franquismo, a averiguar el paradero(hier) Verbleibel paradero de miles de desaparecidos, a que hubiera políticas públicas de memoria y educación.

    Las declaraciones interesado/aeigennütziginteresadas sobre la historia, ampliamente difundirverbreitendifundidas y manipuladas por medios de comunicación de diferente signo, contribuyen a articular una memoria popular sobre determinados hechos del pasado, el hitoMarksteinhitos de la historia, que tiene poco que ver con el estudio cuidadoso de las pruebas disponibles.

    Lo que hay que hacer ahora es retribuir(hier fig.) gerecht werdenretribuir moralmente y con la verdad a las víctimas de la violencia franquista, seguir educando en la libertad, y responder ante las mentiras y la propaganda con trabajos rigurosos, bien escritos y difundidos. La Guerra Civil, ochenta años después, puede y debe debatirse, con muchas voces y colores. Se trata de explicar la historia, no de enfrentar la memoria de los unos a la de los otros.

    Neugierig auf mehr?

    Dann nutzen Sie die Möglichkeit und stellen Sie sich Ihr optimales Abo ganz nach Ihren Wünschen zusammen.