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    Vídeo: El éxodo al campo

    INTERMEDIO
    Ecos 3/2021
    Tschüss, Großstadt!
    © Antonio Pardo Villángómez
    Von Varios autores

    Ha pasado un año desde que se decretó el el confinamiento generalallgemeine Ausgangsbeschränkungconfinamiento general por la pandemia ocasionarhervorrufenocasionada por el coronavirus. Desde entonces, nuestra vida no ha sido igual. En marzo de 2020 Europa cerró fronteras, tiendas, bares y restaurantes, y la gran mayoría de la población comenzó a trabajar desde casa, tratando de protegerse del el contagioAnsteckungcontagio de una enfermedad que se ha cobrado más de un millón de vidas. Vivimos en un tiempo en el que el mayor acto de amor es mantenerse a distancia del ser querido, un tiempo que nos ha obligado a reflexionar sobre la forma en que vivimos, cuáles son nuestras la necesidad(hier) Bedürfnisnecesidades verdaderas y cuáles son creado/a(hier) künstlich geschaffencreadas.

    Antes del coronavirus algunas personas habían decidido irse a vivir al campo para buscar más tranquilidad y una mejor calidad de vida. En esta época de reflexión, el miedo al virus, la situación económica y el el teletrabajo(hier) Arbeit im Homeofficeteletrabajo han impulsado el el desplazamiento(hier) Umzugdesplazamiento de muchas personas hacia las zonas rurales. El campo muestra ahora su potencial como refugio en tiempos de pandemia. Ecos ha hablado con españoles y latinoamericanos que han dejado la ciudad por el campo. Estas son sus experiencias.

    Un refugio

    por Juan Ramón García Ober

    Antonio Pardo Villangómez tiene 45 años y dejó Madrid hace seis años para regresar a su Ibiza natal. De profesión diseñador, sintió que necesitaba un cambio en su vida y volvió a la isla para trabajar en el campo. Se dedica a la la recuperación(hier) Renovierungrecuperación de una finca de 4,5 hectáreas, situada en San Rafael de sa Creu, al tiempo que cuida de sus padres, que ahora, en la época de pandemia, necesitan más atención que nunca.

    ¿Qué te motivó a un cambio de vida?

    De siempre me ha preocupado la ecología y me ha gustado la vida natural. Desarrollé mis estudios de diseño en Madrid y soy una persona que se entrega en todos los trabajos que realiza; siempre trabajé empleado, por ejemplo, como el/la transportistaSpediteur/intransportista, metre, bailador o el/la infógrafo/aInfographiker/ininfógrafo. Viendo que mi vidaconsumirse(hier fig.) sich verbrauchen se consumía junto a mi salud, me di cuenta de que la vida en la ciudad no merecía la pena, “ser un el engranajeGetriebe; Zahnrad; 
(hier fig.) Rädchenengranaje más”.

    El campo español está muy deteriorado/a(hier) heruntergekommen, vernachlässigtdeteriorado, así como sus casas tradicionales. Siempre, desde pequeño, veía cómo se estropeaban y urbanizarsebebaut werdense urbanizaban los campos, los bosques. Soñaba con convertir Ibiza en un refugio algún día.

    Al regresar de Madrid y ver las fincas de mi familia abandonadas desde hace más de 60 años, decidí con mis recursos transformarnos y recuperarnos. Para ello, partí de la base de que se necesitaba un el planteamientoAnsatzplantea­miento distinto al uso tradicional del campo, así co­mo mejorar la biodiversidad de flora y fau­na.

    ¿Qué has encontrado positivo en tu nueva vida?

    La maravilla de poder dar un paseo, descubrir las plantas que nos rodean. recolectarsammelnRecolectar la planta silvestreWildpflanzeplantas silvestres y disfrutar de los sabores más maravillosos, intensos y sencillos.

    ¿Qué echas de menos de tu vida anterior?

    Los amigos que se quedaron atrás.

    ¿Mirando hacia atrás, piensas que fue muy tarde, muy temprano o el momento justo para tomar la decisión?

    La decisión fue tarde, porque mi salud se deterioró mucho por el estrés de la ciudad, pero no me quejo, es algo que pasó. Y gracias a mi nueva vida he recuperado mucha salud que los médicos me negaron.

    ¿Recomendarías a otras personas cambiar su vida?

    He recomendado cambiar su vida a muchos. No solo ir al campo, sino pensar en otros estilos, como la vida meditativa del yoga. A los que he aconsejado o me han consultado siempre he tratado de ponerles los pies en el suelo. Sí, es maravilloso, pero replantearse la vidasein Leben neu aufbauente vas a tener que replantear la vida y observar como si fueras un bebé. Descubrir lo que tienes delante y ver cómo potenciarlo, olvidando los métodos con­vencionales y trabajando con la naturaleza.

    De Londres a Cádiz

    Por Ana Brenes

    Vanesa Lobo García decidió cambiar la ajetreadagehetztajetreada ciudad de Londres por la tranquilidad de la localidad gaditanavon/aus Cádizgaditana de Conil. Es la directora del festival de cine de música documental en el Reino Unido, llamado Dock&Rock.

    Vanesa nos cuenta que echa de menos la vida cultural y la gastronomía multicultural de Londres pero se encuentra muy feliz por haber cambiado la ciudad por el campo. asegura - asegurarversichernAsegura que así está más en contacto con la naturaleza y tiene tiempo para pensar en el futuro. añade - añadirhinzufügenAñade que ha tenido suerte por ser la organizadora de un festival y tener la oportunidad de hacerlo online y de forma diferente.

    Vanesa recomienda totalmente esta experiencia. Cuenta que en Londres vivía en un apartamento muy pequeño y el hecho de estar metida en un espacio tan reducido le agobiarbedrückenagobiaba un poco. En Conil todo eso ha cambiado: está en plena naturaleza junto al mar y disfruta de vistas maravillosas.

    Así nos lo cuenta Vanesa en este vídeo:

    Video 1 from Spotlight Verlag GmbH on Vimeo.

     

    Un el remanso de pazfriedlicher Ortremanso de paz

    Por Florencia Pérez

    Hasta hace cuatro años, Joana Ojeda formaba parte del 92 % de los argentinos que residen en ciudades. Hoy, instalarsesich niederlasseninstalada en Colonia Belgrano, un pueblo de 1300 habitantes de la provincia de Santa Fe, se lamenta de no haberse mudado antes a este remanso, cuya paz ni siquiera verse alterado/a porgestört werden vonse vio alterada por la pandemia de coronavirus.

    “Como mamá, la vida en la capital provincial me tenía muy intranquila. Mi experiencia urbana no fue linda. Hay mucha inseguridad. A mi hija le han llegado a robar desde la mochila hasta el celular”, relata. Su tono de voz cambia radicalmente cuando habla de su presente: “Ahora mis cuatro chicos andan en bicicleta por todo el pueblo de aquí para allá. Disfrutan de su libertad. Hasta el más chiquito va a hacer un mandadoein Auftrag erledigenhacer mandados solito”, cuenta con alegría.

    Los paseos por los caminos rurales y las la cabalgataAusrittcabalgatas en familia en el campo forman parte de las ganancias que esta emprendedora de 35 años contar en su haberverfügen können übercuenta en su haber. “No extrañar(hier, LA) vermissen; en España se dice “echar de menosextrañamos nada de la ciudad. El cambio fue cien por ciento positivo. Pero también es cierto que requerir empeñoMühe erfordernrequirió empeño, decisión y ayuda externa”. Con esto último Joana se refiere a la capacitación que le dio la fundación suiza Es Vicis, cuyo objetivo es “revertirumkehrenrevertir la insostenibleuntragbarinsostenible migración mundial a las ciudades”.

    Durante ocho meses, Joana y su familia se prepararon para convertirumwandelnconvertir un el emprendimiento artesanalKunsthandwerksbetriebemprendimiento artesanal de artículos para niños y bebés en un negocio orientado a la la venta mayoristaGroßhandelventa mayorista: “Que nos enseñaran cómo hacer crecer este proyecto nos dio un el sustentoLebensgrundlagesustento para mudarnos acá. Fue fundamental ese empujón, que también permitió que se sumara mi marido, quien en la ciudad siempre había trabajadotrabajar en relación de dependenciaabhängig beschäftigt sein en relación de dependencia”.

    Por supuesto que la economía familiar también se vio favorecida por el estilo de vida frugalgenügsamfrugal de Colonia Belgrano: “Acá se gasta mucha menos plata. No tenés locales de comidas rápidas, tiendas, nada que te lleve a la compra compulsivalsiva , Kaufzwangla compra compulsiva. Es una vida más simple, las cosas materiales no tienen tanta importancia”, explica Joana con satisfacción.

    El sentimiento de comunidad que ofrecen las pequeñas localidades es otra de las ventajas que destaca Joana: “Cuando nos instalamos, se formó un grupo de vecinos para recibirnos. Nuestra foto y nuestra historia salía en el el dorsoRückseitedorso del el impuesto comunal(hier) Werbeflugblatt f. d. Gemeindesteuerimpuesto comunal”, relata con un entusiasmo que inspiró a muchos de sus conocidos a seguir sus pasos. Y añade: “A todos les digo que lo hagan. Con planificación y el asesoramientoBeratungasesoramiento, por supuesto, pero que se animen porque no se van a arrepentir”.

     

    Conozca las historias de otras personas que han dejado la ciudad por el campo en nuestro número Ecos 03 / 21

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