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    Darle tiempo al tiempo

    AVANZADO
    Foto Pedro Molina
    Von Pedro Molina

    Se agota mi tiempo aquí en Alemania, en donde vivo desde julio del año pasado como parte de un programa de intercambio de un año, y se aproxima mi regreso a Puerto Rico. Ante la proximidad de mi retorno, no puedo evitar reflexionar sobre el cambio en mi perspectiva de la isla, y del exilio. 

    Desde pequeño había pensado que permanecería para siempre en mi país, y era un ciego creyente de esos mantras "hay que echar pa' alante" y "pa' atrás ni pa´ coger impulsonicht einmal um Anlauf zu nehmenni pa' coger impulso". Pero, tras el paso de los huracanes Irma y María en septiembre del año pasado, ya no estoy tan seguro de mi fuerte deseo de permanecer en la isla. 

    Las consecuencias de los huracanes fueron devastadoras. Cientos de miles de personas perdieron sus hogares y muchas más pasaron varios meses sin electricidad. Aguantaron, además, el retraso de las las ayudas federales de emergenciaNothilfe der Bundesregierungayudas federales de emergencia, filas kilométricas para comprar hielo y gasolina y para retirar dineroGeld abhebenretirar dinero, escasez de comida, el agua de pluma contaminada(Antillen) verschmutztes Leitungswasseragua de la pluma contaminada y, para colmo, al Donald Trump con sus declaraciones como: "Quieren que uno lo haga todo por ellos". En las noches de octubre, yo escuchaba por el el celular(LA) Handycelular la voz cansada de mami, quien había podido conseguir un generador para cargar sus aparatos electrónicos. Me contaba historias como que en las mañanas, sobre su la estufita de gaskleiner Gasherdestufita de gas, hervía el agua del día, o que algunas noches por las ventanas abiertas de su cuarto no entraba ni un vientecillo, y en la madrugada se despertaba con gotas de sudor en la frente. Y ella fue de los afortunados.

    Cientos de miles de personas perdieron sus hogares y muchas más pasaron varios meses sin electricidad.

    Previo a los huracanes, predominaba ya la inestabilidad en la isla: una deuda impagable que el gobierno se negaba a auditar(hier: Finanzen, Schulden) überprüfen; revidierenauditar, la incapacidad de declararnos en bancarrota, la la imposiciónAufzwingenimposición por parte de los EEUU de una la Junta de Control FiscalSteueraufsichtJunta de Control Fiscal que le dicta al gobierno estatal cuánto puede gastar, una la reforma laboralArbeitsmarktreformreforma laboral que disminuye los los beneficioshier: Sozialleistungenbeneficios a los trabajadores sin aumentar sus salarios. Y la lista sigue. Ya después de los huracanes se puso peor la cosa: el inminente cierre de casi 300 de las 1100 escuelas públicas en Puerto Rico, la amenaza de clausura de varios el recintohier: Campusrecintos de la Universidad pública, la aprobación de un aumento en el costo de la matrícula por parte de la Junta, la posible reducción de los beneficios de los retirados y otras medidas de austeridad. 

    Pensamos en el tibio/a(fig.) lauwarm; eher kühltibio apoyo de los Estados Unidos y en la lenta recuperación del país, y apaga y vámonos.

    Ante esta situación, me planteo la pregunta que muchos se hacen en la isla: ¿es mejor quedarse o irse? Por la mente me pasan argumentos, algunos como la ristraReiheristras de relámpagos, otros como poemas de amor. Por un lado, no quiero promover la evacuación de la isla. Además, estando en Puerto Rico evitaría el sentimiento de impotencia del exiliado durante catástrofes en su país natal. Y sobre todo, en la isla me crié y allí están mis amigos más cercanos y mi familia. No sé si podría vivir sin el calor pegajoso de la playa de El Condado en el verano o la vista verde desde el tope de El Yunque; sin los días holgazánfaulholgazanes en casa de mi mejor amigo o las la parrilladaGrillfestparrilladas con filetes quemados; sin las fiestas en el campo con mis hermanas, mis padres, mi el fracatán(PRico) Haufen, Mengefracatán de primos, mis tíos, mis abuelos, mi familia extendida y hasta los nietos de los primos de mi abuela, entre ron y risas.  

    Pensamos en el tibio apoyo de los Estados Unidos y en la lenta recuperación del país y apaga y vámonos.

    Por otro lado, habiendo vivido varios meses en Alemania, me he dado cuenta de que una mejor calidad de vida es más probable en otros países como éste. Además, me gustaría brindarbietenbrindarle a mi futura familia las mejores condiciones de vida que les puedo ofrecer. Quisiera disminuir la posibilidad de exponerles a las experiencias de millones de puertorriqueños durante y después de los huracanes: la falta prolongada de electricidad, la escasez de comida y agua potable, la la negligencia gubernamentalVernachlässigung durch die Regierungnegligencia gubernamental, un futuro inseguro... Y por último, sí, mi familia, mis amigos y mi tierra se encuentran allí, pero es improbable que sean la misma gente y la misma tierra de agosto del año pasado. 

    Mi única conclusión cuerda es que mi la percepciónWahrnehmungpercepción del exilio permanecerá incompleta y algo abstracta hasta que llegue y viva nuevamente en la isla. Aquí en Alemania puedo formular todas las opiniones que quiera, pero quién sabe cómo cambiará mi sentir en Puerto Rico, si será la isla para mí un encanto o un mal sueño. Mal schauen. 

     

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