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    La comadrona del Bajo Calima

    INTERMEDIO
    Ecos 11/2017
    Serafina Castillo ist Hebamme in der Gemeinde Bajo Calima
    Von Eugenia Camacho

    A Yolanda la conocí en un encuentro para mujeres sobre la violencia de génerogeschlechtsbezogene GewaltViolencia de Género. Ella es una de las líderes que trabajan en favor de las víctimas de violencia en el Bajo Calima, un pequeño municipio de Buenaventura, en la costa pacífica de Colombia. Yolanda y otras mujeres de esta región tienen en común las heridas de la violencia que azotó el país en los últimos 50 años y, además, el hecho de que en el momento de su nacimiento fueran recibidas por el mismo par de manos. Tanto Yolanda, la tercera hija de doña Serafina Castillo, como el resto de sus hermanos, primos, amigos y vecinos nacieron gracias al ancestral oficio de lala parteríaGeburtshilfe partería, que aún ejercerausübenejercen mujeres en este lado del el litoralKüstelitoral pacífico.

    A primera vista, doña Serafina parece una persona hostilunfreundlich; feindselighostil, seria y de pocas palabras, más bien de expresiones fuertes y gestos marcados, pero basta hacerle recordar buenos momentos para que dibuje grandes sonrisas y relate sus más memorables anécdotas.

    –Yo recibí solita a mis hijos, son seis, ellos fueron mi escuela, después de eso fui capaz de recibir cualquier parto –nos cuenta doña Serafina, mientras reparte sobre un gran recipiente las la semilla de cacaoKakaobohnesemillas de cacao que pondrá a secar al sol.

    En Colombia, la atención del parto en el hogar sigue siendo importante sobre todo en las zonas rurales, en las cuales la falta de vías de comunicación, el bajo acceso a los servicios dela atención sanitariaGesundheitsversorgung atención sanitaria y las tradiciones culturales han hecho de las parteras una figura de mucha importancia. Es tanto así, que este oficio fue incluido en la “lista representativa del patrimonio cultural e inmaterial de la nación”, luego de un largo trabajo hecho por un grupo de comadronas de la Asociación de Parteras Unidas del Pacífico (ASOPARUPA).

    Serafina Castillo Hände

    Doña Serafina tiene 67 años, 47 de los cuales ha sido comadrona en su localidad. Ella asegura haber recibido más de 200 partos, entre propios, familiares, amigos y conocidos. De camino a la casa de Karen, una vecina con cinco meses de embarazo a quien doña Serafina ayuda, me cuenta que, según su experiencia, quienes ejercen este oficio deben tener más que la vocaciónBerufungvocación, puesto que en muchas ocasiones las futuras madres, por lo general de de muy bajos recursosaus sehr armen Verhältnissenmuy bajos recursos, no tienen con qué pagar el servicio de la comadrona.

    Las parteras, además de ayudar a recibir al recién nacido, acompañan a la madre durante los meses de embarazo. Mientras recoge unas hierbas, doña Serafina explica que “hay que saber tocar el vientre para entender en qué posición o en qué condiciones se encuentra el bebé, también hay que saber preparar todos los el bebedizoHeiltrunkbebedizos, para eso hay que conocer las plantas”.

    Su día transcurre entre el trabajo de la la minería artesanalKleinbergbau, (hier) Goldschürfereiminería artesanal, los quehaceres de la casa, la visita esporádica de comadrona a su vecina embarazada y, a veces, ir a misa. Doña Serafina también es una el diestro, la diestra(hier) Könner/in, Spezialist/indiestra en preparación de bebidas ancestrales, por lo que además recibe muchos pedidos de este tipo. Se levanta siempre un poco antes del sol, sirve el café y prepara el desayuno hasta que llegue la hora de irse al río. Allí trabaja unas seis horas al día de cuatro a cinco veces a la semana, hacer bateo(etwa) im Sieb Gold auswaschenhaciendo bateo (panning) para extraer(hier) gewinnenextraer el oro. De regreso a casa toma el mismo camino, por las sendas de los el matorralGestrüpp, Buschlandmatorrales; kilómetro y medio separan su casa del río. Algunos de sus hijos y demás familiares viven cerca, hasta en el mismo barrio; a ella le hace feliz estar rodeada de sus seres queridos, es la única manera, dice ella, de sentirse protegida.
    Doña Serafina Castillo está entre las más de 1600 mujeres que ejercen el oficio de la partería en el litoral pacífico colombiano. A pesar de todos los años de experiencia y nacimientos, que validarbelegen, bestätigenvalidan sus saberes y la importancia de su rol en las comunidades, la partería aún está muy lejos de ser un medio para ganarse la vida.

     

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